viernes, 13 de julio de 2012

Posición sobre reajuste de salarios en sector público



Lo mejor era retirarse de la mesa

El Movimiento Sindical ha venido sosteniendo desde el 2010 que la fórmula utilizada para calcular los reajustes semestrales para los empleados públicos, no hace sino congelar el salario real.  El Gobierno, por su parte, se ha negado negociar una nueva fórmula, pero sí en cambio se atrevió, en ocasión del reajuste anterior, a desaplicar de manera unilateral  la fórmula concertada en 2007 y a fijar un reajuste de monto fijo e inferior a la inflación.

También el Movimiento Sindical ha planteado que se está creando una enorme brecha entre los servidores profesionales y los no profesionales, creando, en la práctica dos categorías de trabajadores dentro de la administración pública central: un sector de bajos salarios y otro con salarios relativamente altos.

Sin embargo, durante la sesión de medio período de la Comisión Negociadora de Salarios del Sector Público, representantes de organizaciones laborales como Rerum Novarum, Central Juanito Mora, CCTD, CMTC y FIT-ICE coincidieron con el gobierno y aceptaron aplicar un ajuste menor a los trabajadores públicos que reciben los salarios más bajos. La Central General de Trabajadores (CGT), la Asociación de Profesores de Segunda Enseñanza (APSE) y la Unión Nacional de Trabajadores (UNT) rechazaron la imposición gubernamental.

Realmente no se negoció nada en materia de reajuste salarial.  El 2.66% corresponde a la inflación vencida y el 1% adicional, a la negociación del semestre anterior, alcanzada por medio de una huelga.  De manera que suscribir un acuerdo como ese, donde no se avanza nada en nuestro propósito de romper el congelamiento del salario real, sino que se consolida la fórmula del 2007, incluso avalando un reajuste diferencial e inferior para los salarios más bajos, nos parece un retroceso en la lucha por cambiar la política salarial restrictiva del gobierno de Laura Chinchilla.

Ese 30% de servidores que recibirán un 2.66% y no un 3.66%, nunca entenderá que se trataba de compensar la diferencia del reajuste que se les aplicó a los profesionales en el primer semestre.  Y es que no tienen por qué entenderlo ni aceptarlo, porque nosotros mismos, en todas las propuestas que hemos presentado conjuntamente, hemos señalado que esa fórmula de reajuste por IPC no hace más que congelar los salarios y, además, que debería aplicarse la política de “percentiles” a los no profesionales. 

¿Que no era posible negociar un cambio de fórmula o un reajuste superior para los no profesionales? En ese caso, el grueso de la cúpula sindical es responsable de ello, por que no ha preparado concienzudamente la movilización, pero en todo caso, era mejor no suscribir el acuerdo y dejar que fuera el gobierno, en solitario, el que aplicará la fórmula regresiva que aplica, y no legitimar su ofensiva antiobrera.  ¿Para qué acompañar al Gobierno en una decisión que castiga con un reajuste diferenciado al sector más golpeado por la política salarial restrictiva de éste Gobierno?

No encontramos ninguna razón lógica para semejante actitud, excepto que los sectores sindicales colaboracionistas que así lo hicieron tienen una política que en los hechos permite que el gobierno salga bien librado de esta nueva embestida contra las trabajadoras y los trabajadores, así como lo han hecho antes en el caso de la aceptación en el semestre anterior del ridículo ajuste salarial de 5000 colones, con la aceptación de la farsa del “trabajo decente” de cara a la OIT, y con su aceptación de la  negativa a erradicar los arreglos directos y los comités permanentes antisinciales con su vergonzoso apoyo al proyecto de  reforma procesal laboral. Definitivamente lo mejor era levantarse de la mesa, como sí lo hicieron la CGT, la APSE y la UNT y empezar a preparar la lucha por el aumento salarial del próximo semestre.

CENTRAL GENERAL DE TRABAJADORES

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