martes, 14 de junio de 2011

Lunes de luna

¿Por qué somos “tan conflictivos”?,

ó…, el frió no está en las cobijas.

Serie: “El que tenga ojos para ver, que vea”.

Franco Benavides Flores
Secretario General Afumitra
Secretario de Prensa y Propaganda
Central General de Trabajadores


Que el frió no está en las cobijas es verdad científicamente demostrada y, sin embargo, todavía se encuentra uno, de vez en cuando, a un porfiado creyente de que las cobijas provocan bajas temperaturas.



Cuando formábamos el Sindicato en ésta institución, una respetable compañera nos dijo que a ella lo que no le gustaba de los sindicatos es que eran muy conflictivos. Lo que respondimos en ese entonces, vale igual para hoy: si no hubiera conflictos laborales, no habría sindicatos.



Los que saben algo de la naturaleza humana, saben que en todo ámbito (familiar, laboral, escolar, etc.) se presentan conflictos de manera espontánea, sin necesidad de que alguien “eche carbón”. Y en el mundo laboral la desigual distribución de la riqueza y el poder son fuente permanente de conflicto.



Ciertamente hay conflictos no tratados o mal tratados, subterráneos, escondidos, disimulados, y es ahí donde el Sindicato hace las veces de partera, ayudando al conflicto a salir a la luz. Por esa razón, le podría parecer a algunos que desde que existe el Sindicato en esta Institución, se ha elevado la cantidad de conflictos laborales, cuando en realidad lo que ha sucedido es que ahora los conflictos no se invisibilizan, no se incuban en los estómagos de solitarios afectados, convirtiéndose en úlceras u otras trastornos peores del alma que sufre en silencio.



Eso sí, los conflictos laborales se agudizan y pueden llegar a confrontación, cuando el patrono insiste en desconocer el papel mediador o representativo de la organización sindical. Algunos patronos no soportan que, entre su querido poder y sus solitarios subordinados, se interponga la organización sindical y, procurando anular al Sindicato, avivan la llama de la confrontación.



También están los trabajadores que odian todo lo que huela a sindicato. El que algunos trabajadores sientan que el Sindicato se mete en lo que no le importa hasta cuando entra en su defensa, me recuerda la tesis central de “Pedagogía del oprimido” (ese librillo de un tal Paolo Freire, que a muchos nos hicieron leer en la universidad): lo que más dificulta la liberación del alma oprimida, es que ha interiorizado la opresión y ya no requiere del yugo exterior para seguir oprimido (o algo más o menos por ahí).



Lo que no debe olvidarse nunca es que el objeto, la materia prima del Sindicato, es el conflicto laboral. El sindicato “administra” los conflictos para resolverlos a favor del trabajador. Pero además, el Sindicato, parafraseando a alguien, es una especie de escuela de dignidad laboral: enseña a los trabajadores a respetarse a sí mismos y a exigir respeto de parte de su patrono.

13 de junio del 2011

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