Por David Morera Herrera
Central General de las y los Trabajadores
Gran debate ha suscitado la propuesta del dirigente sindical más
reconocido por la gran prensa de este país: Don Albino Vargas, secretario
general de la ANEP. Nos referimos a su propuesta que en
definitiva cuestiona la ley de incentivos para las profesionales en
ciencias médicas.
Cada vez se hace más evidente que don Albino le sirve en bandeja de
plata al Gobierno su ofensiva para dividir y golpear los derechos laborales a
las y los trabajadores, mientras los altos jerarcas siguen el festín de las
consultorías y las "trochas mochas". Pareciera que la mayor tarea de
don Albino se fundamenta en la consigna del imperio romano: divide y vencerás.
Pero no busca don Albino dividir a los de "arriba", a los
explotadores que detentan el poder, como se podría suponer, más bien comparte
con ellos la preocupación por la contención del gasto público (cuyo
déficit ellos mismos han provocado con el paraíso fiscal neoliberal y su
corruptela). Aunque a simple vista parezca incomprensible, el divisionismo que
ejerce don Albino (muy aplaudido por La Nación) es para dividir las filas del
movimiento sindical.
No obstante, el mismo Albino, que ataca a los incentivos médicos, por
otro lado, defiende 30 años de tope de cesantía para las y los
trabajadores municipales. Entonces ¿cómo es? ¿Le pagará con la misma moneda el
Gobierno de Laura Chinchilla? ¿Medirá Albino a los municipales con la misma
vara que mide a los médicos? ¿Será posible que un dirigente que se ha
perpetuado por más de dos décadas como secretario general de la ANEP, no vea
que el Gobierno y sus testaferros atacan como privilegio cualquier derecho
adquirido por las y los trabajadores, de cualquier gremio que sea, desde los
profesionales en ciencias médicas hasta los compañeros obreros de las
municipalidades, golpeada ahora su Convención Colectiva por don Johnny Araya?
Pareciera que a Albino Vargas le cabe bien el refrán: ¡mal paga el diablo a
quién bien le sirve! Pareciera que se comporta como la serpiente que se muerde
su propia cola.
Obviamente no parece ser que un dirigente con la experiencia de don
Albino padezca de tanta ceguera o ingenuidad. Lamentablemente el asunto luce
más siniestro. No por casualidad una semana después de las
"innovadoras" propuestas de Don Albino, ampliamente publicitadas por
la gran prensa, en el sentido de "desenganchar a los médicos de la escala
salarial del sector público", con bombos y platillos y en primera plana La
Nación destaca que Ileana Balmaceda, la Presidente Ejecutiva de la CCSS,
amenaza con ponerle candado a la Institución emblemática de nuestra seguridad
social, por la que el movimiento obrero luchó a brazo partido en los años
cuarenta del siglo XX. ¿Y cuál es la causa de la inminente bancarrota según
Balmaceda? Pues la Caja está al borde de la quiebra -nos dice- por culpa de los
salarios de los médicos y sus demandas laborales en los tribunales. Mayor
cinismo imposible: lo dicen los jerarcas que durante varios gobiernos de turno,
han saqueado a la CCSS, usándola ilegalmente como caja chica del Gobierno
Central en detrimento de la atención de las y los asegurados, se han hecho la
vista gorda frente a la enorme evasión y morosidad patronal de las
cuotas, y han auspiciado la expansión de la medicina privada con la onerosa
compra de servicios a las empresas privadas que lucran con la salud. Lo peor
del caso es que doña Ileana Balmaceda coincide bastante con Don Albino Vargas
en poner el dedo en la llaga de los incentivos médicos. ¿Mera casualidad o acto
concertado? Para responder esa pregunta habría que tener presente que al ser humano
como al árbol, por sus frutos los conoceréis.
Juzgue el lector.
Los sindicatos en un saco en el fondo del mar, definitivamente lastima saco
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