martes, 27 de marzo de 2012

Lunes de luna: ¡Desfachatez! ó de la crisis moral de nuestros gobernantes

Franco Benavides
Secretario General
AFUMITRA
Quien lea el titular de la “La Nación” de hoy 26 de marzo puede tener dos reacciones básicas, aislada o simultáneamente: la de reir o la de vomitar. “Ministros corrieron a corregir montos de fincas subvaloradas”. Y entre esos ministros está nada más ni nada menos que el Ministro de Hacienda. 
Y es que como él mismo dice con la sinceridad del que se cree seguro de no ser descubierto en el delito: “Imagínese lo que significa ser ministro de hacienda y evadir impuestos, ¿verdad? ¿Cómo puede salirle yo a decir al país que quiero que pague impuestos si yo no pago los impuestos? Sería muy incoherente, por eso he sido muy cuidadoso con este tema.” Y… ¡zas!, cuando se supo agarrado infraganti, solo atinó a decir que “todos cometemos errores” (“La Nación”; 26/03/2012).
Realmente dá vergüenza ajena leer las declaraciones justificantes de éste señor. El más cara de barro de todos los caras de barro, se sonrojaría. ¿No va ser destituido? ¿No va a renunciar? Hay que agregar que al Ministro de Hacienda lo acompañan 10 de sus colegas en eso de no declarar el verdadero valor de sus propiedades inmobiliarias y en la consiguiente evasión de 28 millones de colones por año. Mientras tanto el Gobierno pide a los costarricenses que se apruebe su proyecto de “Solidaridad Tributaria” (¡Qué Dios nos agarre confesados y rezando letanias!).
Pero desgraciadamente estoa no son casos aislados. Hace apenas unos días supimos del candidato a gerente de la CCSS que tenía una deuda patronal con esa entidad; hace unos meses de una diplomática de mentirillas que recibía el pago de verdad por trabajo no realizado y el de un presidente ejecutivo que hizo un viaje romántico con fondos públicos. Ahorita estamos conociendo que en las compras del Estado hay una sobrevaloración de unos 400 millones de dólares (¿y con los alquileres…, no se estará dando el mismo negocio?); en el Gobierno anterior un Ministro de Ambiente y el Presidente declararon de interés público la minería a “cielo abierto”. Más atrás dos expresidentes fueron condenados por corrupción. Ahorita un diputado es investigado por cobro de “mordidas”. Los Magistrados pretendían elevarse su salario por “riesgo político” y mientras los demás tenemos que conformarnos con ocho años ellos rompieron el tope de la censantía y de paso le dieron rienda suelta al monto de la pensión…, etc., etc.
Pero un momento… esto no debe llevarnos al cinismo. Ni a creer que todos harían lo mismo de tener la oportunidad, ni a pensar que “lo malo de las argollas es no formar parte de ellas”. No. El que un grupo que vive a la sombra del poder llegue a esos niveles de descaro y cinismo en su comportamiento como autoridades públicas, no puede llevarnos a otra convicción que a la de la necesidad de un verdadero cambio. 
El decoro y la honradez difícilmente pueden convivir con un proyecto de “desarrollo” que no se ocupa más que de buscar en el extranjero el mejor postor para nuestros recursos naturales y humanos. La moral es, en cambio, totalmente congruente con un proyecto de sociedad en que prevalece el bien social y no los negocios particulares de una minoría. ¡Es posible una sociedad distinta! ¡En nuestras manos está hacerla realidad!
26 de marzo del 2012

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