“TENEMOS VOLUNTAD DE NEGOCIAR”, PERO NO…
Carlos José Cabezas Mora
SECRETARIO GENERAL
Debo reconocer que pienso que uno de los caminos al entendimiento efectivamente es a través del dialogo, aunque esto no significa aceptar los puntos de vista de los otros.
Sin embargo debe desarrollarse una habilidad adicional a la de dialogar, especialmente es cuando la intención no es “entendernos” “dialogar” o “negociar”, sino agarrarnos de chancho (será chancho), pues en tal condición uno ya enojado llega a la conclusión que la vida es muy corta para desperdiciarla en ese tipo de ejercicio.
Pues esto es lo que con frecuencia nos sucede a los dirigentes sindicales en las reuniones con las autoridades de gobierno, que mediante hábiles maniobras muchas veces quieren obtener sus objetivos y si eso fracasa recurren a imponer su voluntad.
Lo apreciamos con mucha frecuencia en casos como el de Sintrajap y ahora en la pseudo negociación del reajuste salarial del segundo semestre, en este último evento el movimiento sindical presentó una variedad de propuestas para establecer una política del Gobierno para estos 4 años, que suponen el pago automático de la inflación y por encima de esto una verdadera negociación de AUMENTOS salariales.
Adicionalmente solicitamos la revisión del valor de las anualidades, dedicación exclusiva para los bachilleres, y zonaje entre otras cosas, para que en la Comisión Negociadora del Sector Público, verdaderamente haya negociación. Pero la respuesta fue tajante: no hay dinero, así que seguimos igual que el gobierno pasado, congelando los salarios.
Así obtenemos un 3.41% que es la acumulación inflacionaria pasada, el planteamiento de un enorme déficit fiscal o sea pocos impuestos para tanto gasto, no daba ninguna posibilidad, según el gobierno, de volverse algo así como generoso y compensar el trabajo de los servidores y servidoras del Estado.
¿Saben porqué es que faltan ingresos (impuestos) para cubrir las necesidades del servicio público? La respuesta es muy sencilla aunque se cubra de terminología económica es: evasión fiscal empresarial, la decisión de dejar de cobrar impuestos a los sectores productivos “estratégicos” y extranjeros que exportan o importan.
¿Y porqué alguien en su sano juicio haría semejante cosa? Dentro de una elaborada estrategia del grupo político empresarial que nos gobierna, han convencido a nuestra gente de que a quienes hacen clavos de oro no hay que cobrarles impuestos, para “evitar” que se vayan a hacerlo en otro país, acompañando con un bono adicional llamado pago bajo de los salarios mínimos, el regalo de los bienes públicos –como el caso de la banda celular para la competencia de ICE- permitiendo así un deterioro de servicios públicos que supuestamente “serán mejores si los dieran los empresarios privados mediante las concesiones”.
Esta magia que parece más bien película de espías conspiradores, ha dado como resultado un TLC que abre las puertas para que un grupillo muy pequeño se enriquezca más sin tener que hacer grandes inversiones, la que el Estado ya ha hecho con sus propios recursos, y cuando decimos Estado debe entenderse: usted, su vecino, su familia, el pueblo en general.
Desde luego que ante tal escenario, ni el mago Mandrake podría cambiar la realidad del déficit fiscal. El golpe a los ingreso al Estado es tan grande que los propios funcionarios del Ministerio de Hacienda se escandalizan de las diversas técnicas empresariales que usan para evitar pagar impuestos, sin que haya una ley que cambie esa realidad. Es posible que el Gobierno promueva una reforma fiscal, pero aumentando los impuestos que pagamos los pobres, sin tocar el capital de los millonarios. Si no pregúntense ¿Cuánto se ha cobrado a las casas de lujo? ¡Ni el 1 % del total que debía cobrarse!
Así las cosas, también tienen los políticos empresariales otra opción, reducir drásticamente el número de empleados públicos o disminuir de alguna forma los gastos en salarios, por eso como dice nuestro pueblo debemos “pelar el ojo” y “poner la mano en la cartuchera” y prepararnos para tomar las calles de nuevo.
Pero deseo llamar la atención de nuestros lectores, que si lo que desean es apoyar “virtualmente” a los sindicatos en la lucha contra el miserable reajuste salarial, sean sinceros y dígannos: “yo así estoy bien”, “esa no es mi pelea”, “es que tengo miedo” pues la verdadera fuerza de los sindicatos no está solo en que tenga muchos asociados o asociadas y paguen una cuota es que las y los trabajadores RESPALDEN en cuerpo presente las acciones, pues les aseguro “solo luchando cambia la vida”.
El rumbo del barco en que viajamos está ahogando a la gran mayoría de sus tripulantes, de vos depende el cambio que permita alcanzar la anhelada utopía de la justicia social.
Para nosotros no puede haber dialogo serio, si no hay propuestas serias para negociar.
Agosto 2010
Carlos José Cabezas Mora
SECRETARIO GENERAL
Debo reconocer que pienso que uno de los caminos al entendimiento efectivamente es a través del dialogo, aunque esto no significa aceptar los puntos de vista de los otros.
Sin embargo debe desarrollarse una habilidad adicional a la de dialogar, especialmente es cuando la intención no es “entendernos” “dialogar” o “negociar”, sino agarrarnos de chancho (será chancho), pues en tal condición uno ya enojado llega a la conclusión que la vida es muy corta para desperdiciarla en ese tipo de ejercicio.
Pues esto es lo que con frecuencia nos sucede a los dirigentes sindicales en las reuniones con las autoridades de gobierno, que mediante hábiles maniobras muchas veces quieren obtener sus objetivos y si eso fracasa recurren a imponer su voluntad.
Lo apreciamos con mucha frecuencia en casos como el de Sintrajap y ahora en la pseudo negociación del reajuste salarial del segundo semestre, en este último evento el movimiento sindical presentó una variedad de propuestas para establecer una política del Gobierno para estos 4 años, que suponen el pago automático de la inflación y por encima de esto una verdadera negociación de AUMENTOS salariales.
Adicionalmente solicitamos la revisión del valor de las anualidades, dedicación exclusiva para los bachilleres, y zonaje entre otras cosas, para que en la Comisión Negociadora del Sector Público, verdaderamente haya negociación. Pero la respuesta fue tajante: no hay dinero, así que seguimos igual que el gobierno pasado, congelando los salarios.
Así obtenemos un 3.41% que es la acumulación inflacionaria pasada, el planteamiento de un enorme déficit fiscal o sea pocos impuestos para tanto gasto, no daba ninguna posibilidad, según el gobierno, de volverse algo así como generoso y compensar el trabajo de los servidores y servidoras del Estado.
¿Saben porqué es que faltan ingresos (impuestos) para cubrir las necesidades del servicio público? La respuesta es muy sencilla aunque se cubra de terminología económica es: evasión fiscal empresarial, la decisión de dejar de cobrar impuestos a los sectores productivos “estratégicos” y extranjeros que exportan o importan.
¿Y porqué alguien en su sano juicio haría semejante cosa? Dentro de una elaborada estrategia del grupo político empresarial que nos gobierna, han convencido a nuestra gente de que a quienes hacen clavos de oro no hay que cobrarles impuestos, para “evitar” que se vayan a hacerlo en otro país, acompañando con un bono adicional llamado pago bajo de los salarios mínimos, el regalo de los bienes públicos –como el caso de la banda celular para la competencia de ICE- permitiendo así un deterioro de servicios públicos que supuestamente “serán mejores si los dieran los empresarios privados mediante las concesiones”.
Esta magia que parece más bien película de espías conspiradores, ha dado como resultado un TLC que abre las puertas para que un grupillo muy pequeño se enriquezca más sin tener que hacer grandes inversiones, la que el Estado ya ha hecho con sus propios recursos, y cuando decimos Estado debe entenderse: usted, su vecino, su familia, el pueblo en general.
Desde luego que ante tal escenario, ni el mago Mandrake podría cambiar la realidad del déficit fiscal. El golpe a los ingreso al Estado es tan grande que los propios funcionarios del Ministerio de Hacienda se escandalizan de las diversas técnicas empresariales que usan para evitar pagar impuestos, sin que haya una ley que cambie esa realidad. Es posible que el Gobierno promueva una reforma fiscal, pero aumentando los impuestos que pagamos los pobres, sin tocar el capital de los millonarios. Si no pregúntense ¿Cuánto se ha cobrado a las casas de lujo? ¡Ni el 1 % del total que debía cobrarse!
Así las cosas, también tienen los políticos empresariales otra opción, reducir drásticamente el número de empleados públicos o disminuir de alguna forma los gastos en salarios, por eso como dice nuestro pueblo debemos “pelar el ojo” y “poner la mano en la cartuchera” y prepararnos para tomar las calles de nuevo.
Pero deseo llamar la atención de nuestros lectores, que si lo que desean es apoyar “virtualmente” a los sindicatos en la lucha contra el miserable reajuste salarial, sean sinceros y dígannos: “yo así estoy bien”, “esa no es mi pelea”, “es que tengo miedo” pues la verdadera fuerza de los sindicatos no está solo en que tenga muchos asociados o asociadas y paguen una cuota es que las y los trabajadores RESPALDEN en cuerpo presente las acciones, pues les aseguro “solo luchando cambia la vida”.
El rumbo del barco en que viajamos está ahogando a la gran mayoría de sus tripulantes, de vos depende el cambio que permita alcanzar la anhelada utopía de la justicia social.
Para nosotros no puede haber dialogo serio, si no hay propuestas serias para negociar.
Agosto 2010
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