martes, 2 de marzo de 2010

La Resolución No. 38-DOS-2010: a la medida y gusto de la Casa Presidencial

Franco Benavides
La Resolución No. 38-DOS-2010 del Departamento de Organizaciones Sociales tiene la apariencia de cualquier resolución administrativa. Pero no es cualquier resolución. Aunque no hace más que inscribir los acuerdos de una supuesta asamblea sindical, realmente resuelve (a nivel de sede administrativa) sobre dos temas de trascendental importancia para la vida de los costarricenses: la autonomía de los sindicatos y la privatización velada de los muelles de Limón.

Si se la lee sin tener de fondo los hechos asociados, hasta se podría concluir que tal resolución le hace justicia a la democracia sindical, devolviéndole a las mayorías (dígase asamblea general) las potestades soberanas usurpadas por una junta directiva. De hecho, así concluye sus consideraciones la 38-DOS-2010, para dar paso al por tanto en que inscribe la “nueva junta directiva de Sintrajap”. Como para lograr mayor credibilidad, en la resolución se cita el artículo 3 del Convenio 87 de la OIT que reivindica la libertad de organización interna y la independencia de los sindicatos.

El papel aguanta todo lo que se escriba sobre él. En ese sentido se podría decir que Organizaciones Sociales no hace más que basarse en la documentación presentada ante su oficina, por lo demás acreditada por notarios. Pero, como cualquier funcionario público al emitir una resolución, el jefe de esa oficina debió “buscar la verdad real de los hechos” y no simplemente valorar documentos. Especialmente cuando en su poder tenía, “para mejor resolver”, los alegatos de la Junta Directiva de Sintrajap que cuestionaban la legalidad y la veracidad de los documentos en proceso de inscripción y denunciaban una conspiración orquestada desde la Casa Presidencial.

En la práctica, la Resolución 38-DOS-2010 procura encubrir una realidad que, gracias a la temeridad con que ha actuado el Gobierno y a la cobertura de los medios de prensa, se ha evidenció ante todos los costarricenses. Esta es la realidad: i) la Junta Directiva de Sintrajap se opuso al plan de concesionar los muelles de Limón; ii) por esa razón El Gobierno y la Presidencia Ejecutiva de Japdeva promovieron la creación del “grupo mediador” e iniciaron negociaciones de manera pública con éste, al peor estilo de las Compañías Bananeras que crean “comités de trabajadores” para firmar con éstos luego arreglos directos al margen del sindicato; iii) El Gobierno y la Presidencia Ejecutiva de Japdeva patrocinaron la “reunión de trabajadores” que acordó la concesión de los Muelles y la destitución de la Junta Directiva y iv) EL Ministerio de Trabajo por medio de su Departamento de Organizaciones Sociales, refrendó el “golpe de estado” contra la Junta Directiva opositora.

¿Existen pruebas de tales hechos? Abundantemente, y las mismas fueron aportadas al expediente, aunque no fueron valoradas. Pero además hay indicios públicos que señalan con claridad a una conspiración de la Casa Presidencial contra Sintrajap: 1) Desde mediados del año pasado, especialmente el Ministro de la Presidencia y el Presidente Ejecutivo de Japdeva, mantuvieron un enfrentamiento público con la Junta Directiva de Sintrajap y no ocultaron su afán interventor; 2) la inspección de trabajo, por primera vez en la historia, acusa a un sindicato por prácticas laborales desleales; 3)el Ministerio de Salud, por primera vez en la historia, prohíbe una asamblea sindical y 4) la CCSS (¿por primera vez en la historia?) realiza una auditoría sobre las incapacidades por enfermedad extendidas a dirigentes sindicales, a la velocidad del rayo. ¿Cuándo se había observado a tantas instituciones públicas actuando de manera tan expedita y disparando al unísono sus dardos contra una misma organización sindical? ¿No es esto una muestra clara de la conspiración gubernamental para “tomar” un sindicato?

Luego de la legitimación del “golpe de estado”, el Presidente Ejecutivo de Japdeva, Francisco Jiménez, ebrió de contento, se olvidó de disimular y dio éstas francas declaraciones a la prensa: “mientras se acomoda la nueva junta directiva deberán abordarse dos aspectos importantes: uno es informar a los trabajadores del estado financiero del sindicato y el otro la negociación de la convención colectiva” (Diario Extra, 25/02/10, pp. 6). Sin duda, el jerarca sabe que ahora hasta puede definir la agenda del sindicato.

El daño causado a los trabajadores costarricenses por ésta estratagema intervencionista seguramente se podrá calibrará después, una vez que se conozca si tuvo éxito o no. Pero no se debe olvidar lo que se ha afirmado, a veces como un propósito y a veces como una advertencia: “sin sindicatos independientes no puede haber democracia”.

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